Is 43,16-21: No se acuerden de las cosas pasadas. Yo voy a renovarlo
Sal 125: Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
Flp 3,8-14: Todo me parece una desventaja comparado con el conocimiento de Cristo
Jn 8,1-11: Yo tampoco te condeno. Vete, en adelante no vuelvas a pecar
La 1ra lectura dice: “no pienses más en las cosas del pasado. Yo voy a renovarlo”. El salmo resume lo que celebramos en la liturgia: “Dios hizo maravillas por nosotros”. La historia del perdón brindada a la mujer pecadora, es una actitud maravillosa de Dios. Jesús le dice: “Yo tampoco te condeno. Vete, en adelante no vuelvas a pecar”. Jesús no se rige por la Ley, sino por el amor. Los católicos somos muy suertudos, porque Dios nos juzgará según su misericordia y nos perdonará si estamos dispuestos a no pecar.
La palabra suerte tiene especial importancia: Sacrificio (todo esfuerzo tiene su recompensa); Unión (nadie triunfa solo en la vida); Entusiasmo (cada derrota es una oportunidad, hay que aprovechar con la ayuda de Dios); Responsabilidad (tomarse en serio los compromisos, como quienes hemos de dar cuenta a Dios); Trabajo (los grandes triunfadores han trabajado más de doce horas diariamente); Ética (con malos comportamientos no se consiguen las bendiciones de Dios).
El adulterio y lo que implica el sexto mandamiento no son graves según Jesús. Ni siquiera el noveno. Lo más grave es la actitud de falta de amor a nuestros prójimos. Por lo tanto, hay que dejar actitud farisaica, la de señalar con el dedo o estar prontos a condenar. El Evangelio nos enseña a ser prontos en comprender y perdonar. Si no perdonas vas a caminar cantando ‘Rata de dos patas’ y eso no es bonito, es la actitud de alguien que no ha perdonado.
Mira al Señor de la Vera Cruz. Se ha entregado por ti… Y, nosotros, siendo pecadores, ¿acaso somos más perfectos que Él para no perdonar? No. Seamos prontos en la comprensión y el perdón, así como es Dios con nosotros.
Fr. 8io, ofm.
03/04/2022