Hch 13,14.43-52: Nos dirigimos ahora a los pueblos paganos
Sal 99: Somos su pueblo y ovejas de su rebaño
Ap 7,9.14b-17: Vi una enorme muchedumbre de todas las naciones, pueblos y lenguas
Jn 10,27-30: Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen…
En la 1ª lectura, Pablo y Bernabé experimentan el rechazo y sufren. Por eso les dicen a los judíos: “porque ustedes rechazan, nosotros nos dirigimos ahora a los paganos”. Como resultado de ello, los paganos abrazan la fe y se integran “a la muchedumbre inmensa de los salvados de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas”. Así se forma la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios. En el Evangelio “las ovejas escuchan la voz del Pastor, Él les guía, y les da Vida Eterna”. Se entrevé una íntima relación entre las ovejas y el Pastor. En una relación íntima siempre se comparte un código de fidelidad. Por eso, hoy, celebramos la Jornada mundial de las vocaciones. Así:
Si eres un consagrado, has de hacer tuya las palabras del salmo 15: “me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad”. Todos los días ha de cuidar esa relación íntima como si fuera un tesoro.
Si eres casado, escucha lo que dice Mc 7: “de dentro del corazón salen las infidelidades, adulterios, robos, homicidios, malos pensamientos”. Esto implica realizar una tarea: expulsar el mal, haciendo el bien, ayudando a otros, leyendo libros que te hacen mejor persona, todo con la finalidad de alimentar esa relación íntima con Jesús. Pero si andas haciendo cosas que están reñidas con los consejos de la Biblia, no esperes las bendiciones de Dios.
Si eres padre, ten los pantalones para ordenar tu casa. Pon en orden, para que tu hogar sea un lugar de formación. No idolatres a tu hijo. Una mamá vino a decirme: “la psicóloga y el profesor se han agarrado con mi hijo”. Le tratan mal. El culpable siempre es el otro. Esa ceguera debe ser combatida, examinando la propia vida. Los padres de hoy son muy permisivos y sobreprotectores; crían hijos inseguros, endebles, proclives a los vicios.
Si eres un profesional, has de hacer siempre lo que te corresponde hacer. De lo contrario, perderás autoridad y eso no te conviene. Hay que cumplir con esa responsabilidad, cueste lo que cueste, para conservar esa relación íntima con el Buen Pastor, el Señor Resucitado.
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