Sab 11,22-12,2: De todos tienes compasión y no aborreces nada de lo que has creado
Sal 144: Bendeciré al Señor siempre y en todo lugar
Tes: No se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen
Lc 19,1-10: Hoy ha llegado la salvación a esta casa
En la 1ª lectura, el escritor sagrado, le dice a Dios: “de todos tienes compasión… y no aborreces nada de lo que has creado”. En la 2ª, Pablo dice: “no se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen”. En el Evangelio, Jesús proclama: “hoy ha llegado la salvación a esta casa”. Esto nos permite extraer 3 ideas:
1. Deseo de conocer a Jesús. Saqueo, era un hombre rico y pecador, pero tenía un gran deseo de conocer a Jesús… Aunque seas pecador, si tienes un gran deseo de ver a Jesús y tienes fe puedes conseguir incluso aquello que parece imposible. Esto ocurrió con San Francisco y con Jesús. Ernestina deseó ser cantante de ópera… Héctor, contrajo una rara enfermedad. El médico, viendo cómo iban las cosas, dijo: “no hay esperanzas”. Pero una vez que se salvó, dijo el especialista: “no se hubiera salvado sino gracias a su gran deseo de vivir”. Para conocer a Jesús hay que desear mucho…
2. Saberse pecador. Cuando estuvimos en la Cámara de senadores, la muchacha que trabajaba allí, me dijo: “padre, perdón, le he tocado, soy pecadora”. Y yo le contesté: “no te preocupes”. Saberse débil, pecador, impuro, delante de Dios, te puede traer muchas bendiciones. Te puede traer un cambio radical en tu vida. Por eso Jesús proclama: “hoy ha llegado la salvación a esta casa”. Pero quienes no se saben pecadores, son personas que siembran maldad, odio, rencor, resentimiento, violencia, envidia, robo, tal como hacen los actores políticos de este tiempo; quieren ocupar el lugar de Dios.
3. Obras son amores. Una señora me dijo: “padre, yo hago que mi hijo vaya conociendo mi cuerpo, para que no le sea extraño cuando tenga su propia mujer”; otra señora me dijo también: “yo prefiero que mi hija tenga relaciones con su novio en mi casa, y no en un hotel o en otro sitio, para estar segura”. ¿Sabes? Quien no respeta a su padre o madre no respetará nunca a Dios ni a su prójimo. Por otro lado, la desconexión hará que tus hijos no tengan temor de Dios. ¿Por qué? Porque “primicia de la sabiduría es el temor del señor, tienen buen juicio los que…”. Por tanto, amor verdadero a los hijos es: establecer las reglas de juego, inculcar disciplina, orden, horario, solidaridad, pedir disculpas, decir gracias, etc.
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